Libros y cuentos para trabajar inteligencia emocional

Libros y cuentos para trabajar inteligencia emocional

Libros y cuentos para trabajar inteligencia emocional

En ocasiones, me encuentro con padres y madres que quieren que sus hijos reconozcan sus emociones, les pongan nombre, empaticen, identifiquen las emociones en los demás, sepan autorregularlas… pero para que esto ocurra tenemos que enseñarles nosotros y “educar” sus emociones. 

En los niños es muy importante el reconocimiento de emociones y su autorregulación, para ello es importante que cuando un niño diga “estoy enfadado” “estoy triste”, nosotros validemos su emoción y no restemos importancia con frases como “no pasa nada”, “eso es una tontería” porque para ellos lo que les ocurre es muy importante, y si utilizamos este tipo de frases no les estamos invitando a que sigan expresando sus sentimientos, si no todo lo contrario.

¿Qué libros podemos utilizar para trabajar inteligencia emocional?

 

  1. Vaya Rabieta: es un cuento que ayuda a los niños a entender su enfado y cómo este puede provocar efectos negativos en sus cosas, en ellos mismos y en los demás. Me gusta porque trata el enfado como algo externo a los niños y es más fácil para ellos ver sus consecuencias y ayudarles a reducirlo.descarga-1
  2. Cuentos para sentir: tiene dos volúmenes, el I habla de las emociones más básicas, y el II de  sentimientos más profundos (amor, ansiedad, ilusión…). Los explica y luego tiene cuatro cuentos  de cada uno de ellos.

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   3. Cuentos para el adiós, es un libro para trabajar el duelo tras la pérdida de un ser querido, la              separación de los padres, cuando pierden una mascota…

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4. Cuentos para educar niños felices: Es uno de mis favoritos. Contiene instrucciones para los padres sobre el valor a trabajar, así como dos cuentos para los niños. Algunos de los valores que contempla son: darles amor incondicional, desarrollar su autoestima, impulsar su autonomía, desarrollar la confianza en sí mismo…

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5. El emocionario: quizá sea el más conocido de todos, es un diccionario de emociones donde están representadas con un dibujo, una definición de lo que es dicha emoción así como lo que se siente internamente ante dicha emoción.

Como veis, la mayoría de las recomendaciones de este post son libros de Begoña Ibarrola, pero es que me encanta esta autora, su forma de abordar las emociones y aspectos tan importantes en la vida de los niños que hace fácil la forma de enseñárselas.

Alejandra

Hijos, nietos y sobrinos “primerizos”

Hijos, nietos y sobrinos “primerizos”

Cuando un niño es en una familia el primero de sus padres, de los abuelos y los tíos corremos un riesgo y es darle “todo” para que esté feliz y todo lo que tengamos “porque si no se lo doy a él a quién se lo voy a dar”. Pero no nos damos cuenta que con esto más que beneficiarle le estamos perjudicando.

Es frecuente encontrarme en consulta familias que demandan ayuda porque no saben qué hacer con su hijo porque se porta mal, tiene rabietas, “se nos apodera”, “hay que hacer lo que él dice porque si no se pone…” y cuando empiezo a preguntar acerca del niño y su historia, suele haber un punto común “ha sido el primero en la familia”. No siempre es así, hay casos en los que no ocurre, pero es cierto que cada vez me encuentro con más frecuencia con este problema.

¿Es posible evitar consentir al primer hijo o al primero en la familia? Hay que darle todo el amor y cariño que creamos y además podemos controlar los caprichos que le demos o ceder ante todas sus demandas, porque si no a la larga, nos encontraremos con un niño caprichoso, con baja tolerancia a la frustración porque nunca se le ha dicho que no, con pocos recursos para hacer frente a diferentes situaciones, inseguro y con baja autoestima.

¿Qué podemos hacer?

  • No sobreproteger. Los padres sois los que les podéis dar soporte emocional y enseñarle cómo enfrentarse a las situaciones.
  • Ayudarle a levantarse en vez de evitar todo el tiempo que se caiga con frases como “cuida” “te vas a caer”, porque no siempre estarás tú para evitar que se haga daño y quién mejor que sus padres para ayudarle a levantarse.
  • Evitar comprar todo lo que pida o ceder ante todo lo que quiera.
  • Reforzar su autoestima diciéndole lo importante que es para vosotros, puede ser con un gesto cariñoso, una caricia, un abrazo…
  • Alentar al niño con frases como “confío en ti y en que puedas hacerlo solo”, “este es el resultado de tu esfuerzo”, “gracias por tu ayuda”, “sé que podrás aprender de tus errores”… las alabanzas en exceso hacen que el niño dependa de ello para motivarse y reforzar su autoestima, sin embargo si alentamos, conseguimos que el niño vea que su esfuerzo y su recompensa dependen de él, reforzaros su independencia y que sea más autónomo.
  • Hacerle ver la importancia del valor de las cosas para que aprenda a valorarlas.
  • Pedir a la familia que no se excedan en comprar regalos y que antes de comprarle algo os lo consulten.
  • Los padres sois los educadores del niño y vosotros decidís cómo lo hacéis, para bien y para mal, los demás adultos de la familia deberían respetarlo y hacerlo cumplir al niño aunque no estén de acuerdo.

 

 

 

 

 

 

Tiempo de calidad para nuestros niños

Tiempo de calidad para nuestros niños

¿Disfrutamos de tiempo de calidad con nuestros niños?

Hoy en día los adultos vivimos estresados, con muchas cosas que hacer, trabajo, tareas del hogar, cuidado de los hijos y tenemos la sensación de ir corriendo a todos los sitios y no tener tiempo para nosotros. Cuando llegamos a casa cansados después de un día de trabajo, los niños nos esperan deseosos de poder jugar, pero estamos demasiado cansados como para dedicar un rato a jugar con ellos y les decimos cosas como “Anda juega tú solo que estoy cansado” o “ponte un rato los dibujos o juega con la tablet” para que así podamos descansar.

En consecuencia, los niños se quedan tristes y tienen la sensación de que sus padres están demasiado ocupados como para jugar con ellos o dedicarles un rato, en mi consulta les oigo decir “Juego solo porque papá/mamá llega muy cansado ” o “papá/mamá no puede jugar conmigo porque tiene muchas cosas que hacer en casa”.

Cuando yo pregunto a los padres cuánto tiempo dedican a sus hijos, suelen responder “toda la tarde”, a lo que yo vuelvo a preguntar, “me refiero a qué tiempo de calidad dedicas a tu hijo” entonces la respuesta no está clara. Normalmente uno de los dos progenitores suele estar toda la tarde con el niño en casa, pero realmente jugando con él o haciendo cosas juntos sin tareas externas que interfieran el tiempo es muy poco.

Es normal que en el día a día no llegues a todo y tengas la sensación de no estar con tu hijo el tiempo suficiente, pero si sigues estos sencillos pasos puedes conseguirlo:

  • Dedica todos los días un tiempo para hablar o jugar con tu hijo, reír, bromear… Dile que es “vuestro momento” y que él puede decidir qué hacéis.
  • En el tiempo diario, deja al margen las tareas del hogar, el trabajo que te hayas llevado a casa, el teléfono… en ese momento solo estáis tu hijo y tú.
  • No tienes que hacer grandes cosas, con jugar a su juego preferido o leerle un cuento antes de dormir hablando acerca de cómo os ha ido el día puede ser suficiente. A veces, las pequeñas cosas son las más grandes.
  • Es un tiempo para brindarle tu cariño, afecto y para que sienta lo importante que es para ti.

Disfrutar de tiempo de calidad aporta beneficios a toda la familia:

  • Niños más seguros, felices y con buena autoestima.
  • Ayuda a la felicidad familiar.
  • Padres satisfechos con su rol de padres y sin sentimiento de culpa por no poder dedicar tiempo a sus hijos.
  • Mejora los vínculos en la familia y la comunicación.
  • Fomenta el aprendizaje.

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